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Tranquila, con la lactancia perderás peso

¡Hola amiguitas!

Quería hablaros de un tema escabroso: los cambios físicos en el embarazo. No solo se trata de ganar peso, también de granitos incómodos, exceso de bello en algunos sitios, tallas de pie que han aumentado, piel más bien reguleras, entre otras muchas que os invito a que compartáis conmigo.

En esos momentos casi todo el mundo tiene la solución para absolutamente todo este tipo de cambios, y un culpable. ¿El culpable? Las hormonas ¿La solución? Pues depende del cambio que hayas sufrido, pero si es que te has puesto redondilla como yo en tu preñez la solución del mundo entero será: ¨la lactancia materna¨. Ay amiguitas... ¡¡Qué gran, gran, gran, gran mentira!! Aquí estoy yo, una mamadesquiciada de manual, después de 2 años de mi último parto, con 2 años de lactancia materna sin tregua, y con el mismo problema de kilitos graciosos que casi, casi cuando di a luz (y es casi, casi porque después de más de un año a dieta intermitente, actividad física continua, mucha agua, evidentemente cero alcohol y por supuesto muuuuuucha lactancia materna entre otros cientos de pautas he logrado perder más bien poco... poco... poquísimo)

Así que no, con la lactancia materna no todas perdemos los kilos que hemos ganado en el embarazo, ¿Y sabéis qué? ¡Qué no estamos solas! ¿Y sabéis qué más? Que sí, que me gustaría ser del grupo mayoritario de las que pierden peso en la lactancia, pero no se porqué soy del otro, del jodido, pero por lo menos ya se de quien es la culpa... De las hormonas, por supuesto.

Así que no nos queda otro remedio que querernos a nosotras mismas mucho, mucho, y hacer las cosas por el camino largo, por el sanote, y sin desesperar.

Por si os lo preguntabais esto no es algo que cambie de un embarazo a otro, en eso mi postparto ha sido idéntico. Recuerdo que con absorvigirl no tenía tiempo de nada, así que le pedí a mi familia un ¨regalito de amor¨ (aunque no os lo creáis así le llamé) iba de un miembro de mi familia a otro preguntando si me querían mucho, y que solo por 50 míseros euros podrían demostrármelo haciéndome un regalito de amor maravilloso entre todos... ¿Adivináis a qué me refería? Alguna igual sí, seguro que más de una ha pedido este maravilloso ¨regalito de amor¨... TACHÁN TACHÁN... ¡Una preciosa, genial y auténtica cinta de correr! Sí amiguitas, tal cual... ¿Os digo lo peor? Que me hicieron caso, y la cinta de correr llegó... y la cinta de correr se utilizó 4 veces... y la cinta de correr duró 6 meses juzgándome y riéndose de mi... y la cinta de correr se vendió por wallapop... y ya no recuerdo en que gasté ese dinero, pero en comida probablemente.

Y si os pensabais que ya lo habíais visto todo, y que en esta historia ya no hay nada peor que os pueda explicar estabais del todo equivocadas. Con el segundo postparto, el de mi minilapagirl, pedí... ¡Una súper-mega bicicleta elíptica! ¿Adivináis esta vez que pasó? Sí... ¡También llegó! Pero ésta vez no fue un regalito de amor, porque me daba vergüenza que pasase lo mismo, ésta vez la compré yo de segunda mano, la fui a buscar con papadesquiciado, la cargamos, la trajimos y sorpresivamente sigue aquí.

Así que si estáis con dudas de si cinta de correr o bici elíptica y queréis mi opinión, la elíptica utiliza menos espacio y es más fácil de mover cuando quieres poner el árbol de navidad, por ejemplo.

La verdad, y aunque os deje alucinadas, es que la utilizo prácticamente todas las mañanas, y gracias a esto y a una dieta más que equilibrada, mucha agua y no parar ni un momento en todo el día pues... pues sigo igual, para que engañaros, porque los embarazos me han dejado el metabolismo podrido...

Algo que sí que fue diferente entre un embarazo y otro es la piel. Con absorvigirl yo era una paella inglesa, que son diferentes a las de aquí porque en las inglesas meten chorizo, guisantes, y un millón de cosas más, y así estaba yo, con un millón de planetas en mi cara, vía láctea incluida. Cuando nació la cosa no fue mucho mejor, volví a mi adolescencia multiplicada por mil. En cambio con minilapagirl fue maravilloso, mi piel resplandeciente, un cutis increíble, perfecto, ideal, liso y perfecto. El postparto fue un poco reseco, pero continuó bastante decente, no podía quejarme, la cosa no estaba mal... No estaba mal hasta hace un mes, cuando ha vuelto ese acné que precede a la menstruación, y culpa, claro, de las hormonas de nuevo.

Lo del pelo ya es otro tema, pero de eso os hablaré en otro post, ¡Que sino no me dejo nada para después!

¿Y a vosotras como os afectó el postparto? ¿También creéis que las hormonas son las grandes porculeras del cuerpo femenino?

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Os dejo con la hijotada de hoy:

No se como llamáis vosotras a levantar el dedo corazón a modo de insulto en vuestras casas, pero aquí en la nuestra lo llamamos: hacer la butifarra. Bueno, eso era antes... El nombre cambió en el momento en el que absorvigirl hizo una butifarra gritando: ¡¡¡¡PANCETA!!!!

Ahora no hacemos butifarras en casa, ¡Hacemos pancetas!

¡Hasta otra amiguitas!

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