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Consejos absurdos

El embarazo no es solo una época de alegría e ilusión, también es el inicio de los consejos rancios y las burradas varias que nos tienen preparadas desde que nacimos y que creen súper oportuno soltárnoslos entonces aún a riesgo de que nos desestabilicen un poco.


Durante el embarazo se inician, pero perduran y se suceden durante toda la vida del niño o niña en cuestión.

Algunos consejos rancios se inician incluso antes de siquiera pensar en ser madres, como por ejemplo cuando nos viene la regla. Siempre hay alguien que nos dice aquello de que no toquemos las plantas o se mueren, que no hagamos mayonesa o se cortará o incluso que no nos duchemos o moriremos.

Pero a ver, que tenemos la regla, no el demonio metido en el cuerpo que pudre todo lo que toca, que imagínate sí que es demoníaca la regla (que un poco sí) que incluso corta la mayonesa, por favor ¡Que eso no puede hacerlo más que una cosa maligna y enferma!

¡Va de retro reglanás!


Me explicaba una amiga que un día en el cole una compañera le dijo que si se había bañado con la menstruación iba a morirse, y que estaba loca por haberlo hecho. Mi pobre amiga llegó llorando a casa echándole la bronca a su madre porque la había dejado darse una ducha, que si quería deshacerse de ella o qué... Nada de eso bonita, muchas estaríamos muertas ya, por suerte casi todas, porque estar sin ducharse con la menstruación sí que es la verdadera muerte y el verdadero suplicio ¡Cómo debían pasarlo nuestras ancestros, pobrecitas!



Y de ahí podemos pasar a los consejitos de embarazo: Que si no te sientes así, que si no comas esto (que evidentemente hay cosas que no podemos comer, pero los espárragos no son esas cosas) que si haces esto el niño te saldrá del revés, que si haces lo otro tendrás una niña, que si no duermas en tal postura y mejor en la otra, que cuidado que haciendo esto a unos amigos de unos amigos el niño les nació antes de tiempo... Y tu ahí aguantando el chaparrón como buenamente puedes, que ya no sabes quien te miente y quien te dice la verdad, que consejo es fiable y cual rancio... Lo de que debes comer por dos ya tenemos claro que no ¿No?


Y ahora viene la hecatombe, cuando nace el bebé. Ahí sí que todo el mundo tiene algo que decir, y lo mejor de todo es que nosotras no hemos preguntado, pero ahí están para dártelos aunque no los quieras, porque tuyos son, míos no, amén.


El primero primerísimo que me dieron a mí y que no pude reírme más, aunque hacía a penas unas horas que había dado a luz, más que un consejo fue un susto o muerte. Me puse a la niña en el pecho con mi abuela al lado mirándola con dulzura, cuando cojo mi botella de agua y voy a beber y me grita:

-¡Para! ¿Que tú no sabes que si bebes agua le va directamente al bebé desde el pecho?


Y mi madre la reafirmó muy convencida.

Y claro, yo solo me imaginaba un conducto directo desde la boca al pezón y ya me entraba la risa. Solo pude compadecer a esas pobres mujeres, con la sed que da lactar, que es ponerte al bebé en la teta y sientes la deshidratación más extrema.



El siguiente consejo que recuerdo me lo dio mi suegra al salir del hospital cuando me empezó a tapar el escote y el pecho y toda la zona alta, para ser exactos...

-¿Qué haces tortillitas?

-Taparte bien el pecho, o sino se te cortará la leche

-¿Pero como se me va a cortar la leche por no taparme bien el pecho?

-Pues con una corriente de aire

-Las corrientes de aire no cortan la leche, y tu diste a luz en julio ¿Ibas a todos lados con una bufanda o qué?

-Sí, claro.

Y ahí ya no pude más y me partí de la risa ¿En serio esa pobre de mujer se tiró todo el verano con una bufanda y pretendía que lo hiciese yo? Vamos, para volverme loca.


Luego está la que te dice que antes se les mojaba el chupete en coñac para que se relajasen y oye, funcionaba y dormían, que tu dices: pues claro que dormían, pobres niños ¡Colocaos' todo el día!


Hay alguna que te recomienda no comer algunas cosas porque cambia el sabor de la leche e igual luego ya no quieren tomar más teta.


Otras que, con su gran sabiduría, te dicen que no tienes leche suficiente y que te pases al biberón porque claro, el bebé seguro que está muerto de hambre. La variante de estos consejos es el modo mezquino, la que directamente te explica (así, porque sí, sin que te lo esperes ni nada) que tu leche no es buena y que seguramente no le alimenta.


Y luego están las que no se guardan nada y tienen el tacto justito para pasar el día, que ya no te dan ni consejo, que te lo sueltan así tal y como les viene. Un buen ejemplo es la abuela de papadesquiciado que me soltó con mucha calma y dulzura:

-¡MUCHACHA! ¡Retira la teta que vas a ahogar a la criatura!

Como si la criatura fuese tonta y al no poder respirar no se soltase solita...


A medida que van creciendo llegan los consejos de crianza, como los de: debes educarlo así, lo haces mal, escóndete en los portales para que no te vea y se asuste, cuidado que el hombre del saco vendrá a por ti y barbaridades varias que algunas pues te dan un poco igual e incluso te hacen gracia, pero otras son mezquinas y dañinas.



Entre los que me han hecho partirme de la risa durante horas está uno que le dieron a mi suegra la tortillitas y que recordó papadesquiciado como si fuese la cosa más normal del mundo:

-Pues cuando yo era pequeño y había tormenta mi madre me hacía sacarme las gafas para que no me cayese un rayo encima...

¿Pero qué clase de desalmado le dio ese consejo a la pobre mujer? Que cada vez que caían unas gotas prefería que su hijo se fuese chocando contra todos los árboles y tropezando con todo lo que encontraba a su paso, incluidas personas y cacas, por si caía un rayo. Así estaba claro que no iba a caerle a él, porque claro, por todos es sabido que una vez que te quitas las gafas ya no hay ningún tipo de peligro. Quitarse las gafas es un escudo anti-rayos, es lo que se llamaría un: ¡Rebota, rebota y en tu culo explota porque me he quitado las gafas!

¿Qué tipo de madres pésimas dejan a sus hijos las gafas cuando hay tormenta?


Así que yo sí que os voy a dar un consejito, pero de los buenos. Cuando escuchemos un consejo rancio riámonos, que nos afecte cero. Lo extrapolo también a comentarios dañinos, aunque sean bienintencionados, sean de quien sean.


¿Cómo los podemos diferenciar? Pues fácil, son aquellos consejitos que no tienen sentido ninguno.


¿Os han dado algún consejo de este tipo? ¿Alguna que no sabíais ni por dónde cogerlo? Explicármelos, que estoy deseando leerlos.


Hijotada del día:

Mamá ¿El Mcdonald's cuantas estrellas michelín tiene? Cinco ¿No?


¡Hasta la próxima amiguitas!




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