top of page
Buscar

Conversaciones paralelas

Poco nos quejamos los padres de las conversaciones paralelas, pero son el principal motivo de locura en las familias.


Cuántos más hijos tengas más conversaciones paralelas vas a vivir. Y cuando digo paralelas no quiero decir iguales, si no completamente opuestas, de lo contrario sería demasiado sencillo. Y cuando digo conversaciones quiero decir monólogos, ya sabes que de ti lo que quieren es silencio.




Cuando tenemos más de un hijo se activa un superpoder que consiste en poder atender a más de una conversación a la vez, del mismo modo se activa la superhabilidad de desconectar por completo el cerebro en medio de cualquier conversación y seguir contestando de vez en cuando alternando frases cortas, tipo: "Por supuesto, sí, estoy de acuerdo, vaya, no creo, claro claro, ajá".


Esta última superhabilidad tiene sus pros y sus contras, los pros están claros, le damos a nuestro pobre cerebro un descanso, pero entre los contras está decir justo la frase que no tocaba y... ¡ZAS! ¡Pillada! "¿Que dices mamá? ¿Por qué dices que sí? Te estoy diciendo si te gustaría que me cayese a un pozo sin fondo, ¿No me quieres? ¿Quieres que me muera o qué? ¿Qué te pasa? Es que no me quiereeeees..."

Sí, ya lo se, ya os lo he dicho, he sido consciente de mi tremendo error, he dicho "conversaciones" muchas veces, cuando en realidad debería de haber dicho "monólogos", porque no hay feedback, tan solo una verborrea terrible que no termina nunca.


Importa cero lo que tu digas, ellos hablan y hablan y hablan y tu opinión se la pasan por el arco del triunfo, de hecho si osas meter baza en un momento en concreto te espera una respuesta tipo: "Me estás interrumpiendo, aún no había terminado" Y es que no terminan nunca, así que simplemente asiente, alterna las frases cortas que todas conocemos y ya está, es todo lo que quieren de nosotras.

El otro día volvíendo del cole la mayor estaba realmente interesada en que supiese de que se trataban las multiplicaciones que estaba aprendiendo, en cambio la mediana creía mucho más interesante hablarme de cualquier otra cosa.


ATENCIÓN A LO QUE TENGO QUE VIVIR TODOS LOS DÍAS:


- Pues hemos hecho sumas, restas y multiplicaciones mamá, y yo he acertado...

- ¡Mamáaaa! ¡Me he topezado y casi me caigo y te ha dado iguaaaaal

- Y entonces son más difíciles porque son de 5 o más números...

- Mamáaa, mila, ¡alguien ha tilado unos zapatos al zuelo!

- Y después hay 3 o 4 números abajo...

- Mamáa, eztoy muy canzada, ¡no quielo caminá más!

- Bueno, es difícil porque vas un número y otro número...

- Eztoy halta mamá, todo me paza a mi siemple, me he vuelto a topezá y te da igual, ¡todo a mi! ¡No te impoltoooooo!

- Y después depende de si sumas o restas...

- ¿Poqué me tiene que pazá todo a mi? ¿¿¿¿POQUEEEEEE????

- Y me he hecho un lío, porque son mates de 4o mamá, no de 3o, ¡de 4o!

- A vé, adivina cuál es mi comida favolita mamá, ¡adivina!

- De 4o mamá, eso es mucho más difícil, ¿sabes? Y era la primera vez que las hacía...

- ¡ADIVINA!

- Así que no depende de practicar o no...

- Pues adivina cual es mi zalza favolita mamá, a vé...

- Y si lo hago así no me sale, pero haciéndolo así es un lío...

- ¿Qué hay de cená hoy mamá?

- Así que a ver mañana que tal, porque ya te digo, ¡un lío!

- ¿Pues zabes qué? Que yo no ceno

- Porque así es como se hacen, y si te sobra un número pues entonces...

- Bueno, cenalé si me complas un dulce, ¿me lo complas?

- Es que las mates de 4o mamá... Son como las de 3o pero mucho más difíciles...

- Bueno, no me comples el dulce, cenalé igualmente

- ¡Mucho más difíciles!

- ¡Mamáaaaa! Pálate, ¡se me ha metido algo en el zapato!

- Tú no lo sabes mamá, pero de verdad que las multiplicaciones de muchos números son muy difíciles

- ¡No puedo caminá! ¡¡¡¡¡Sácamelo!!!!!

- Y ya te digo, los números los pones así y con los de abajo, 3 o 4, vas multiplicando...

- Menos mal que me lo has quitado, ezo me pinchaba mucho en el pie. Tengo pipí.

- Y después ya sumas o restas, pero de muchos números

- No me aguantoooooo, ¡me halé pipí encima mamá!

- Muchos números mamá, es que es súper difícil

- Ay mamá, ¡cógeme bien que me mojo un zapato!

- Te lo digo yo, dificilísimo

- Ya no quielo andá más, ¡que molo el tete que va en el calo!

- Así que bueno, tengo que concentrarme mucho

- ¡Adivina cuál es mi fló favolita mamá!

- No depende de practicar, depende de que me concentre muchísimo

- ¡ADIVINA! ¡ADIVINA!

- Ay mamá, ¡¡¡¡¡estás escuchándola a ella y a mi no!!!!!!

- ¡¡¡¡PELO ADIVINA!!!!

- Pues ya no te cuento nada, ¡no me estás escuchando! ¡La tata no deja de interrumpirme! ¡Ya me he enfadado!

- ¿No adivinas? ¡Pues vale! ¡¡¡¡Ahola eztoy muy enfadada!!!!

No diréis que no tengo ganado el cielo, chicas...

¿Adivináis que hacía yo? Pues mover los ojos como Marujita Diaz y acabar cucú perdida sin saber ni donde estaba... Y esto lo vivo TODOS los días tres o cuatro veces.



La conclusión es que no importa, porque al final vas a ser tu la mala que no las quiere y no las escucha (aunque lleves sin hablar 3 cuartos de hora escuchando lo mismo en bucle)


No quiero imaginarme cuando el enano empiece... ¿Seré capaz de sobrevivir a tres conversaciones simultaneas?


Para acabar solo puedo daros un consejo: desconectad amigas, no dejéis que esto acabe con vuestra salud mental, ya sabéis: "Por supuesto, sí, estoy de acuerdo, vaya, no creo, claro claro, ajá".


Hijotada del día:


Jugando al escondite:

- ¡Haz un ruido!

- PIU PIU PIU PIU

- ¡No te encontramos! ¡Haz otro ruido!

- GUAU GUAU GUAU

- ¿Pero donde estás? ¡Otro ruido!

- ¡¡NO VOY A HACÉ NI UNO MÁS!!

- ¡Haz otro porfa!

- MIAU MIAU MIAU

(Por cierto, estaba encerrada en el armario con una almohada, un helado y el youtube puesto en el móvil)


¡Hasta la próxima!