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Momentazos maternos

¡Hola amiguitas!

¿Cómo ha ido la semana? A mi se me ha hecho cortita, cortita, ha pasado volando. Todo como siempre. Pero por fin es viernes... Aunque a veces da un poco de vértigo, siempre nos alegra pasar tiempo en familia, otra cosa es que llegue el domingo y estemos hasta las narices, aunque no lo digamos, o sepamos que no lo debemos decir. Mi madre ¨la penitas¨ nos lo dejaba caer muy sutilmente cada vez que habían vacaciones o unos días sin cole y trabajo, recuerdo que nos decía, así, como quien no quiere la cosa, y para que no nos enteráramos mucho:

- ¡Odio las vacaciones! ¡Prefiero ir a trabajar! ¡Esto es un infierno!

Muy sutil la penitas, ¿Verdad? Ella sí que es una mamadesquiciada de manual. Pero hoy estamos aquí para hablar de momentazos maternos, no de la más grande mamadesquiciada de la historia.

Alguna vez vuestros peques os han preguntado aquello de:

- Mamá, ¿A mí me gusta la tortilla de espinacas?

O

- Mamá, ¿A mí me gustan los cereales?

O

- Mamá, ¿A mí me gusta el zumo?

¿En serio? Quiero decir... ¿¿En serio?? No sé si esto es normal o no, ya me explicaréis si a vosotras también os pasa.

Creo que el problema es que a absorvigirl cada día le dejan de gustar alimentos que hacía horas sí le gustaban, y otros que odiaba de repente le encantan, así que nunca se muy bien si lo que le hago de comer o cenar le gustará ese día o no (y me preocupa más bien poco, la verdad)

Así que cuando alguien le pregunta si le gusta esto o lo otro, me mira con ojitos de ratón y espera a que yo le resuelva la papeleta, pero mi respuesta siempre es la misma:

- No se cariño, ayer sí te gustaba - o -No se cariño, ayer no te gustaba -

Y como eso sí, probarlo lo prueban todo, no tardamos en averiguar si le sigue gustando como ayer u hoy lo odia.

Y a esto podemos sumarle el stress de pensar que hacemos de comer, cenar o incluso merendar, que eso a mí también me estresa mucho, pero esto ya lo hablaremos en otro post.

Otro de los momentazos que no podemos olvidar de ser madre o padre es el de ir al colegio o a cualquier otro sitio, siempre que nos corra prisa llegar.

Mi conversación con absorvigirl cada día es la siguiente:

- Ponte la chaqueta ya cariño, que vamos tarde. Mi color favorito es el azul, ponte la chaqueta por favor. Sí, el rosa y el dorado también molan mucho, pero ponte la chaqueta. Ya, a mi el marrón tampoco me gusta demasiado, haz el favor de ponerte la chaqueta. Sí cariño, todos los colores tienen cosas especiales, pero por dios, ¡Ponte la chaqueta!

Existen sus variaciones, como por ejemplo cambiando la chaqueta por los zapatos, la camiseta, los calcetines... y también cambiando los colores por cualquier otra cosa que se le ocurra en ese momento... La que hemos tenido hoy ha sido la siguiente:

- Sí, la verdad es que molaría mucho tener el bolsillo de Doraemon, desayuna. No, no creo que exista en ninguna tienda para poderlo comprar, bébete la leche. No cariño, no puedo coserte uno a tu camiseta y que funcione igual, la leche por favor. El bolso de Mary Poppins está muy guay también, se te ha caído un cereal, cógelo y desayuna. Yo soy más del bolso de Mary Poppins también, se te va a caer la leche...

Y así todo el día y en cualquier situación, porque al final parece que lo que hacemos todo el día es alternar conversaciones con recordatorios o órdenes, las cuales obvian, porque cuando eres pequeño tienes un aparato en el oído que atrapa las cosas que no te interesan y hace que no lleguen a tu cerebro, expulsándolas de forma inmediata. Y así estamos, llegando tarde a todos lados.

Así que no me extraña que otro momentazo de madre sea contestarles sin escucharles, porque ninguna, aunque intentemos prestarles atención siempre, podemos absorver tanta información en un día, o por lo menos absorvigirl no para de soltarla a todas horas, sin descanso, que es que habla hasta cuando duerme (literalmente, es medio sonámbula) así que algunas veces pongo mi cerebro en OFF y contesto casi sin pensar: ¨Sí¨, ¨claro¨, ¨por supuesto¨, ¨no me digas¨... No podemos explicar como lo hacemos, es un súper poder que tenemos, y se desarrolla cuando tenemos hijos... Lo vamos perfeccionando sin a penas darnos cuenta. Como es nuestro cerebro, ¿Verdad?

Con minilapagirl todo es diferente, no son peleas verbales, son físicas. Ella corre y yo voy detrás de ella noqueándola para cambiarle el pañal, o ponerle el pantalón... y justo antes de salir de casa te hace la caca del siglo, y vuelta a empezar. Esto se repite con cada cambio de pañal y para ponerle el pijama, no sea que me acostumbre a vivir relajada y a hacer las cosas a la primera, eso sería algo imposible. Eso sí, cuando le pongo el desayuno, la comida, la merienda o la cena ni rechista, ya le puedo poner una coliflor cruda que estará encantada con todo lo que sea llenar el buche. De hecho es una súper fan de los días que cenamos judías verdes, cuando ve que las saco para limpiarlas y quitarles los hilos ya se frota las manos y se le cae la baba. Viene a escondidas, coge una ya limpia y se escapa con ella, se las come crudas tal cual, y repite la acción tantas veces como le de tiempo antes de que acabe de limpiarlas y me las lleve para cocinarlas.

Aunque la verdad nunca me ha obsesionado la comida, vamos, que si no comen ya cenarán, pero yo no me peleo (y eso es raro, con la manía que tenemos de culpabilizarnos por todo... Pero eso ya lo hablaremos que hay mucha tela que cortar)

¿Y vosotras los escucháis siempre o también ponéis el cerebro en OFF? ¿Cuáles son las conversaciones que más repetís?

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Hijotada de hoy:


En la ducha:

Mamadesquiciada: Ven, minilapagirl, que te voy a poner jabón relajante

Absorvigirl: Eso mamá, ¡pero ponle un kilo!

Poco después...

Mamadesquiciada: Anda, ven minilapagirl, que te aclaro el jabón.

Absorvigirl: ¿Ya mamá? ¡Déjaselo un ratito más que aún no le ha hecho efecto!

¡Hasta otra amiguitas! ¡Buen fin de semana! Pasarlo genial, desconectar mucho y os deseo que podáis ir al lavabo solas aunque solo sea una vez.

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